Pues como quien no quiere la cosa entre Alicante y Valencia sumamos un hub tecnológico que supera al resto de las provincias españolas, exceptuando Madrid y Barcelona, que están en niveles superiores porque llevan más años en este negocio. Valencia está en los 506 millones de € y Alicante en los 123 y en ambos casos creciendo, porque los dos grandes están saturados y el País Vasco se orienta más hacia la industria. Solo hay que mirar a Málaga de reojo.
Pero lo más interesante es que el ecosistema valenciano de emprendedores e investigadores es más dinámico que el de los grandes polos, porque tenemos empresas más pequeñas. Para unas cosas es interesante disponer de sociedades con grandes capitales, pero para la innovación es preferible un tamaño más controlable. Grandes expertos dicen que las innovaciones generadas por las empresas pequeñas son más fundamentales y significativas que las generadas por las firmas más grandes. Aunque cada uno a lo suyo.
La cuestión es que nuestro modelo de pymes no acaba teniendo un reconocimiento en nuestro propio territorio, quizá pendientes de la industria agroalimentaria, la manufactura, los servicios y el turismo. Hay docenas de empresas que trabajan el big data, las infraestructuras digitales, el software o la inteligencia artificial. Incluso tenemos verdaderos líderes en realidad virtual y el incipiente metaverso, la ciberseguridad y hasta en videojuegos, bien haciendo producto propio o creando componentes para terceros de gran entidad.
No en vano, Lanzadera, el proyecto de Juan Roig (Mercadona) para emprendedores, es ahora referente en Europa como parte de un ecosistema que comparte con la Universidad Politécnica de Valencia, y así se planteó en una reciente jornada del Real Instituto Elcano en Valencia.
¿Pero por qué no sabemos más de estas empresas? Son creadores de empleo, gente polivalente y patentan ideas como si fueran del MIT. Pero no les hacemos mucho caso. Apenas salen en los papeles y les cuesta conseguir inversores, que en muchas ocasiones vienen de fuera de España, mientras el dinero valenciano o alicantino compra solares.
Son pymes de gran solvencia, que ahora podrán acceder a los fondos Next Tech del Plan de Recuperación, pero están entre las sombras. No han conseguido marcas referenciales y esa es la gran tarea pendiente, porque no podemos sentirnos orgullosos de los que no conocemos. Seguimos demasiado pendientes de las flores y los trasvases.
Falta financiación para esos aspirantes a unicornios blancos, porque mercado lo tienen. Y también nos falta que esas empresas trabajen en forma de lobby para estar presentes en la dinámica digital española y europea. Por ejemplo, en medio del debate sobre si Ford se queda o se va ya hay empresas de este ecosistema que adelantan que la cuestión no es el coche eléctrico sino el coche conectado. Y ahí podemos estar en una posición más avanzada que las tradicionales cadenas de producción industrial. Pero falta sacar a la luz todo ese entramado de pymes que acumulan ingenio, ideas y solo les falta la gestión en su posicionamiento y marca.
Periodista y comunicador