A finales del año 2020 los españoles habíamos ahorrados más de cien mil millones de euros, un 126 % más que la media de los años anteriores.  El COVID nos llenó el cuerpo de miedo y decidimos guardar en el banco y en un cajón todo lo que no gastamos en papel higiénico. Como siempre que hay una crisis, la gente guarda lo que hay para cuando no haya.

Liberados de las primeras restricciones, el ahorro cayó, aunque no mucho. El primer semestre de 2021 hubo dos fenómenos: cayeron las rentas y abrieron los bares. Ahorramos menos, pero solo gastamos en lo indispensable. Y en el segundo semestre del 21 hemos vuelto a meter el dinero en el cajón o en el banco, porque ha vuelto a aparecer el miedo. El gasto en cañas es al fin y al cabo un gasto placebo, sin mucha incidencia en la renta.

Pero el 2022 ha arrancado entre más miedo, más restricciones y pocas expectativas, con un mes de enero que está siendo catastrófico comercialmente. Y el resto del año se anuncia en parecidas condiciones porque ha vuelto la incertidumbre. Aunque la Generalitat Valenciana no se entera con 52.300 millones de deuda, un déficit líder en España y una mala gestión que no ahorra un euro.

La incertidumbre genera esa actitud conservadora y la gente no compra coches, solo aprovecha las rebajas unos días y va de viaje al pueblo. E igual pasa con la inversión empresarial. Las empresas guardan el dinero para ver qué pasa. Y más con una guerra en puertas. Gastamos en cañas y algún que otro plato de paella.

Eso significa que hasta la publicidad se lo piensa, porque no acaba de tener claro si el cliente aceptará su inversión creativa. Y busca formatos más efectivos, a no ser que dispongas del soporte de Pretty Woman. No interesa tanto la cantidad de impactos que tenga una campaña publicitaria, por muy buena e imaginativa que sea, como que los reciba aquel con capacidad de compra, gasto o inversión. Si solo hay diez que quieren y pueden comprar un jamón, para qué intentar vendérselo a cien que compran a onzas.

Esto conlleva tres elementos a considerar:

  • Si usted quiere vender algo o crear una marca consistente recurra a soportes que de verdad lleguen al cliente que compra. Construya comunidad de intereses. No pierda dinero en vanidades publicitarias.
  • Tanto dinero ahorrado sirve para hacer otras cosas, más que tenerlo parado castigado por la inflación. Compre bienes estables, asegure futuro para usted o los suyos. Y si es posible valore inversiones como agua, energía, vivienda, conocimiento, bienestar, alimentación, salud y prevenga su etapa senior.
  • Y gaste en disfrutar de la vida. Comer bien no es lo mismo que comer mucho. Y alivie el miedo a guerras, contagios y cuñados con la alegría de una buena compra de algo que le guste. Coma lo de Freshnatur y eche unas partidas de Golf en El Bosque. Ahorrar y disfrutar.

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