El huerto del Colegio San Miguel, en Nerja (Málaga), es un huerto muy peculiar, pues no tiene uno sino tres huertos. Y todos cuidados por el alumnado del centro”, así nos empieza a explicar Jorge Manzano, maestro de este colegio y uno de los responsables del huerto escolar un proyecto que realmente ofrece cosas singulares que hoy queremos contarte.

¿Por qué un huerto en el colegio? La explicación es muy sencilla: trabajar con un huerto escolar permite que los alumnos asuman responsabilidades en el centro, genera un vínculo con la naturaleza ayudando al consumo de verduras y hortalizas que de otra forma quizás los niños no querrían probar, y además sirve para vivenciar aprendizajes básicos como el crecimiento y reproducción de las plantas, la cadena alimentaria o los hábitos de alimentación. El colegio San Miguel, como nos cuenta Jorge, no tienen un huerto sino que cuenta con tres huertos claramente diferenciados.

Un huerto fijo, con un gran bancal que nos construyeron las maestras, que entre todos los alumnos se ha puesto en marcha. Se ha rellenado de tierra y paja para que guarde la humedad, lo hemos abonado con el humus de lombriz que nos proporciona la vermicompostera que tenemos en el cole, la cual cuidan nuestros niños y niñas, echando los restos de frutas y productos naturales que pueden comer las lombrices. En el huerto hemos sembrado nuestras semillas ya germinadas, previamente plantadas en pequeños semilleros. Las hemos cuidado con mimo y lo mejor de todo ha sido cuando hemos degustado las crujientes lechugas, los pepinos tan jugosos y fresquitos, las riquísimas fresas, dulces como el azúcar o los tomates y los pequeños cherrys, que han sido toda una delicia. Es un tipo de huerto que está en muchos centros educativos, pero que por ser el nuestro, para nosotros es especial”. Muchos centros educativos suelen tener este tipo de espacios, aunque un aspecto que destacamos es que aquí son los propios alumnos los que diariamente se encargan de cuidarlo en distintos momentos e incluso elaboraron su propio espantapájaros.

Pero lo que ya no es tan habitual es encontrar un “carrihuerto” o “huerto móvil” en un colegio, y les preguntamos por ese innovador concepto de agricultura. “Decimos que nuestro huerto es peculiar, porque además tenemos un huerto móvil con ruedas, o carro huerto, como lo llamamos nosotros, que se puede desplazar buscando el sol en invierno o huyendo de él en verano. Y lo mejor de todo, lo podemos llevar a las clases de los compañeros que tienen movilidad reducida pudiendo participar en las actividades del huerto sin tener que desplazarnos” nos comenta Jorge.

Un supermercado cercano cerró y nos regaló sus carros, solo tuvieron que acondicionarlos poniéndoles una tela tipo saco para que no se escapara la tierra y filtrara el agua al regarlo, echarle humus y abono natural e ir poniendo los plantones de las semillas que previamente plantaron en pequeñas macetas. “Así que tenemos unos macetones gigantes que cambian de lugar. En los carros tenemos sembrados pimientos, calabacín, patatas, lechugas. ¡A qué es una idea genial!” Esta curiosa variedad de huerto permite que las verduras reciban justo la cantidad de luz necesaria y es una excelente adaptación para todo ese alumnado que no puede desplazarse al huerto fijo. Pero no sólo tienen esos dos modelos de huerto sino que aún nos sorprenden con una alternativa más.

El otro tipo de huerto que tenemos son las rueda huerto. Los niños y niñas del primer ciclo, junto con sus maestras, cuidan de su propio huerto, plantado en ruedas de coches que hemos rescatado con actividades de plogging, recogidas del campo o zonas naturales, donde estaban alterando y ensuciando el medio ambiente. Estas ruedas, una vez que han llegado al colegio, la hemos pintado de colores brillantes para darle color a nuestro huerto y las hemos puesto sobre un parterre; al estar todo delimitado por los neumáticos no hay peligro que se pisen las plantas y pueden recoger la cosecha con más facilidad”. Esta tercera variedad de huerto escolar resulta especialmente atractiva para los más pequeños, ya que en Infantil también tienen su huerto, hecho también con ruedas y con macetas, también plantan semillas en vasitos de yogurt. De esta manera los niños y niñas, ya desde estas edades tan tempranas, aprenden a cuidar la naturaleza.

A través del cuidado de estos huertos los niños y niñas aprenden a cultivar y cuidar la tierra donde crecerán alimentos saludables y a probar frutas y verduras que, alguno de ellos, no habían probado nunca. También conocen algunos productos naturales que no sabían que existían y comprueban su textura, color y sabor.

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