Enfrentarse día a día a un trabajo como el de docente es una de las batallas más bonitas que uno puede vivir cuando le gusta lo que hace. Hoy vamos a reflexionar con Gema Gómez Huguet, maestra en el Colegio Calasanz de Alcalá de Henares sobre ese modelo de educación que nos contagia entusiasmo e ilusión.

Las aulas de Educación Infantil se convierten en un lugar asombroso donde se irradian energías naturales que se cargan cada mañana cuando llegan los peques a clase. Ellos, como protagonistas de todo lo que ocurre y, el profesorado y las familias como acompañantes del camino a realizar.

La figura del maestro como transmisor de emociones y conocimiento

El docente tiene el poder de transformar todo lo que tiene a su alrededor y contagiar de entusiasmo el aula es uno de los principales objetivos que cualquier profesional de la educación se debe de proponer. Si esto sucede, se genera en los alumnos un ambiente de confianza y espontaneidad que da lugar a que haya momentos de brillantes ideas y propuestas geniales por parte de ellos. Así les haremos partícipes de su aprendizaje y, con profes entusiasmados, conseguiremos alumnos entusiasmados.

Además, si el profesorado vive lo que hace y disfruta lo que le transmite al alumno, éste se sentirá a gusto y acompañado, sea de la edad que sea.

En este sentido, que el docente se encuentre seguro y crea en lo que hace serán dos componentes fundamentales para poder llegar al corazón de sus alumnos; y si se llega al corazón se llega al conocimiento.

Cada aprendizaje podrá verse como una oportunidad de mejora, y el docente, para que pueda ir evolucionando, tendrá que formarse y crecer como gran profesional que es.

De hecho, compartir contagia y las ideas y propuestas de otros compañeros de profesión abren las puertas para que uno se lance a experimentar e intentar lo que a otros les funciona. Las redes sociales, los cursos de formación, las jornadas educativas… sirven para que cualquier profesor con inquietud y ganas de innovar se atreva a saborear lo que otros ya han probado. En este sentido debemos ser docentes que salen del armario, maestros que cuentan sus aciertos y sus errores en redes sociales y que comparten sus recursos con la comunidad docente para que se genere aprendizaje entre todos.

La importancia del “cómo” llegar a nuestro alumnado

Para que todo esto lleve a los alumnos hacia aprendizajes significativos y duraderos será necesario crear actividades que capten su atención, despierten su curiosidad y sus ganas de aprender. 

Algunas propuestas como concursos, juegos y canciones, desafíos, rincones de trabajo, proyectos, experimentos, cuentos y teatros…tienen los ingredientes perfectos para que aprendan mientras se divierten: movimiento, acción y manipulación. 

La “capa invisible del ejemplo” es una de las tácticas para lograr lo que uno se proponga. El contagio es tal, que el maestro recibe más de lo que da. Si refleja en sus alumnos esa pasión por lo que hace, recibirá por parte de ellos respuestas que se transformarán en dulzura, cariño, amor y comprensión. Se podría asegurar que, a partir de ahí, lo que suceda en el aula será maravilloso, un maravilloso caos de días intensos y momentos sin parar, pero también de infinidad de anécdotas que hacen al maestro recordar el gran regalo de pasar tiempo con ellos.

La alegría como transmisora de emociones es otra de las claves para conseguir que el alumnado llegue feliz al centro. Si el docente propaga esa emoción pasarán hipnotizados, esperando a que sea un día especial en la normalidad del aula.

Asimismo, con la fórmula del SMS (secretos, magia y sorpresa) se podrán obtener resultados óptimos para dar sentido a muchas de las actividades que se lleven a cabo en la clase. Sería imposible crear magia sin entusiasmo, dar sorpresas sin emoción o contar secretos sin intrigarles.

La importancia de la relación familia-escuela

Las familias, como vínculo de conexión entre lo que ocurre dentro y fuera del centro, son parte importante de todo el ambiente que se ha creado. Notarán que sus hijos sienten el colegio como su casa y si perciben esa cercanía, el profesor les contagiará de ese entusiasmo que lleva dentro.

Es importante involucrarles en la educación de sus hijos para que se consideren parte del centro. De esta forma vivirán experiencias que nos agradecerán siempre: Excursiones, visitas al aula, colaboraciones…cualquier actividad que les propongamos o contemos forjarán esa conexión entre familia y escuela.

En definitiva, mezclar educación y entusiasmo es la perfecta combinación para entender cómo se puede trabajar en la enseñanza. Sentir esta profesión con admiración será lo que anime al docente a llevarlo a cabo.

Cada vez hay más docentes que luchan diariamente por no acabar con el síndrome de burnout y generar experiencias motivadoras para sus estudiantes.

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