Este sábado se realiza el primer examen de las oposiciones de magisterio en la Comunidad Valenciana y también se inician las oposiciones en otras muchas comunidades de España. Por eso hablamos con Ana María González Herrera. Ella es autora del libro Manual de oposiciones vitales y ha sido reconocida como ganadora del Premio SIMO Eucación 2021 a la mejor experiencia innovadora de Infantil y Primaria, y también finalista tres años en los Premios al mejor docente de España en Infantil por los Premios Educa Abanca, en 2019, 2020 y 2021. Hoy ella nos da los últimos consejos para los docentes que se están preparando las oposiciones y se enfrentan ya a estas pruebas.

1. ¿Cómo se gestionan bien unas oposiciones?

El secreto para una buena gestión es la coordinación entre los diferentes profesionales y administraciones educativas. Los procesos selectivos deben ajustarse a los tiempos, a la sociedad vigente; actualizarse e ir acorde con la demanda de la infancia y de la sociedad.

Sería fundamental diseñar procesos de acceso fluidos y que vayan en beneficio de la calidad de las Administraciones educativas y de sus posibles candidatos/as.

Mantener la transparencia y la seguridad garantiza efectividad y rigor. Evaluar aptitudes y actitudes. Introducir la importancia de la función socializadora de la educación y superar test de personalidad, demostrando que servimos para una función tan delicada como es la función educativa.

Una buena gestión implica trabajo cooperativo, consenso, mirada de respeto y sentido de comunidad. Hay que optar por un modelo que garantice una reflexión plural y que atienda a la gestión pública en esencia.

2. ¿Crees que las oposiciones sirven para seleccionar a los mejores docentes?

Rotundamente, no. El sistema actual de oposiciones es obsoleto, antiguo, arcaico, memorístico y mecanizado. No responde a la estructura de base del concepto educativo actual.

Es un proceso que mide conocimientos memorísticos, cerrados y que no están actualizados. No se recogen aspectos relacionados con la neuroeducación, neurociencia, emociones, inteligencias múltiples…temas que quedan a voluntad de los propios opositores que los integran como pueden en sus temarios, que rondan los 30 años de vigencia.

Los tiempos de exámenes son limitados, rígidos y no permiten evidenciar las buenas prácticas de muchos docentes que llevan mucho tiempo luchando contra la barrera de una prueba que no responde a la realidad, frente a otros muchos maestros/as que se juegan su ilusión, sus sueños y su esfuerzo invertido con el hándicap de no tener experiencia ni tiempo de servicio. La selección es impersonal, arbitraria e injusta.

3. ¿Cómo se podrían mejorar las oposiciones para que los mejores docentes se quedasen en la escuela?

Para cambiar el sistema de oposiciones habría que dar un giro al proceso en sí. Romper con un examen y una exposición oral, que no demuestran nada. Lo ideal sería que las personas que opten a una plaza, superaran una prueba psicotécnica y que pudieran estar durante un curso académico en prácticas, tutorizados por un maestro/a con un perfil innovador, valiente, inclusivo y con dinamismo en el aula que les mostrara cómo hacer escuelas afectivas y emocionales, significativas y funcionales.

Una vez superado ese curso, las diferentes consejerías autonómicas deberían formarlos en temas educativos relevantes y actuales, ofreciendo experiencias enriquecedoras y prácticas. El manejo de la norma es fundamental, así como la estructuración y el funcionamiento de los centros, pues la inmensa mayoría llega sin saber absolutamente nada de cómo son los centros escolares, qué documentos los regulan y cuál es el funcionamiento básico de los mismos.

Una última parte radicaría en una prueba objetiva, tipo test y corregida por profesionales que hayan sido preparados al efecto.

Solo así podremos hacer una selección de calidad, ya que con el actual sistema los factores memoria, suerte y arbitrariedad adjudican un puesto docente, un puesto de trabajo donde el material es muy frágil y termina rompiéndose con las malas praxis.

No es lógico sortear los tribunales por un número que se ajusta al DNI y obligar a maestros/as que ya de entrada van desmotivados y que, en su mayoría, evidencian la necesidad de reciclaje constante y formación, dejando en sus manos y a merced de su buena voluntad, el destino y el futuro de tantos aspirantes.

4. ¿Qué son las oposiciones vitales?

El movimiento denominado “Oposiciones Vitales” nace en julio de 2019, en Cádiz, concretamente en San Fernando, en el I.E.S Botánico, en el tribunal 16 de Educación Infantil. Es un movimiento caracterizado por la necesidad de impregnar de emociones un proceso duro, deshumanizado, injusto, frío y completamente arbitrario.

En las aulas, en la escuela en general, estamos inmersos en un sistema que pretende innovar en neurociencia, en educación emocional y en la parte afectiva de la educación. Los docentes se forman en diversidad de cursos, jornadas, encuentros… y, sin embargo, cuando nos enfrentamos a situaciones con una dimensión emocional como la de una oposición, se nos olvida y nos convertimos en analfabetos afectivos.

Queremos evaluar y seleccionar a aquellas personas que ejercerán un papel emocional en el ámbito educativo y nos limitamos a ser simples evaluadores externos sujetos a criterios absurdos y vacíos. Marcamos las distancias con los que son o serán nuestros compañeros, ponemos límite a lo puramente humano. Si la escuela es vida, humanidad y respeto, la oposición debe serlo también…

La parte humana, la cercanía y la empatía son parámetros básicos a la hora de ser miembro de un tribunal.

Ha quedado demostrado que cuando nos sentimos cómodos, seguros, escuchados, valorados, atendidos… somos capaces de rendir mucho más, de proyectar todas las capacidades y talentos, todas las habilidades y destrezas con las que contamos. Estar bien es garantía de que todo fluye de forma natural, produciéndose una conexión maravillosa entre el opositor/a y el tribunal.

Algo tan sencillo como sonreír, asentir con la cabeza, respetar los silencios, decir una palabra

de ánimo, acompañar simplemente, provoca el efecto de lo que considero la proyección de la ilusión y la motivación.

No es difícil ser vital, se trata de poner humanidad al proceso. Adornar el tablón que recogerá las notas de las pruebas y poner frases motivadoras, rotular una puerta con palabras de ánimo, usar las pizarras vitales con mensajes positivos y de ánimo… en definitiva, poner emoción y poner ese toque humano que impulse, que ayude y que ilusione, que provoque y despierte las ganas de seguir y de luchar.

Parte real y práctica:

  • Pizarras vitales:
  • El movimiento de #educacionvital de miguel mederos usa el soporte de la pizarra para lanzar mensajes positivos y de ánimo. De ahí que decidiera usar las pizarras primero para animar e impulsar a los miembros del tribunal y para inspirar y transmitir energías positivas a los diferentes aspirantes del procedimiento.
  • Pizarras sencillas, pequeñas y con el espacio justo para escribir un mensaje vital que les hiciera sentir arropados, apoyados y seguros.
  • La llamada “encerrona” (prueba oral) es un momento muy difícil para todos y crear un ambiente familiar, cómodo y afectivo se consigue con un poco de tiempo y de creatividad.
  • Las aulas frías, vacías y sin risas de niños, con la ausencia de la infancia como estigma, pueden ser un lastre y suponer una caída ante la meta.

Poner un cartel de bienvenida, unos folios, unos bolígrafos, unos caramelos, chuches, frutos secos, una botellita de agua y acondicionarlas en temperatura por el calor de la época, no supone nada, salvo un poco de voluntad y compañerismo.

Las llegadas tan temprano y la compañía de familiares y amigos que quedan al amparo de un coche o un bar a pleno sol, también hay que cuidarlas. Habilitar una sala de espera para la familia, para los amigos, para las parejas, los hijos e hijas y atenderles, tratarles con el máximo respeto, es parte intrínseca de este duro momento…

Saber que las personas que les esperan, que les acompañan, están bien, están atendidos, les impulsa, les da seguridad y les anima a luchar con más fuerza por sus sueños… A primera hora de la mañana los aspirantes son citados para la comunicación de las horas de exposición y es importante que se sientan bien, en armonía, tranquilos/as, respetados… por ello, a cada grupo de opositores/as le hacía entrega de un pequeño detalle que al final de cada jornada preparaba en casa para llevarlo al día siguiente. Ese detalle iba siempre acompañado de una frase cuidadosamente escogida y cargada de fuerza, que les empoderara les sirviera de ayuda. Nos parecía vital que nos vieran como compañeros/as, como personas que han pasado por el mismo proceso, que han luchado por sus sueños y que lo han logrado. No importa el número de veces, sino la ilusión para llegar a la meta.

Al terminar las exposiciones es muy importante verbalizar expresiones y frases positivas, hacerles preguntas que les hagan sentir que lo han hecho bien. No sirve de nada decirles en qué y dónde han fallado. Lo importante es mirarles desde el respeto, destacar lo que nos han aportado, lo que hemos aprendido, valorar sus ideas, sus proyectos y sus ganas de alcanzar sus sueños.

Las despedidas son importantes y acercarte, darles un abrazo, apretarles la mano, desearles suerte y ser emocionalmente competentes, garantiza que se vayan satisfechos, felices.

Todos/as aportamos algo maravilloso y poner en valor las cosas positivas de cada uno, nos permite superar las derrotas y caminar sin miedo. Detalles tan sencillos y a la vez tan vitales, hacen de un proceso duro, una experiencia positiva y de superación. Es fundamental humanizar el proceso, dotarlo de humanidad, de la esencia de la escuela. Tiene que aflorar la mirada de ser a ser, de compañero a compañero, de persona a persona. Es vital equilibrar los puntos de vista diferentes y dejar fluir, dejar brillar la afectividad y las emociones.

5. ¿Qué marca la diferencia en una oposición?

La diferencia la marca definitivamente la calidad humana, el respeto al opositor/a, el trato afectivo, la creación de un clima de confianza y paz. La oposición debe ser por defecto, un proceso de calidad no solo en el contenido sino en el procedimiento en sí.

La diferencia la marcan la objetividad y el rigor en el procedimiento, así como la coordinación entre la Administración, la escuela y los docentes. No podemos olvidarnos de que un sistema de selección de calidad debe ajustarse a la realidad actual, recoger las verdaderas necesidades del sistema educativo y velar por la infancia siempre.

6. Y, por último, ¿qué consejo le darías a los opositores que van ahora a enfrentarse a ese examen?

Mi consejo es que no dejen de creer en que otra escuela es posible. Deben entender que una oposición no hace a un buen docente. Es importante no dejar de vivir. Hay que opositar pero no olvidar que la vida está ahí, esperándonos. La máxima en este proceso es respeto a sí mismo, deseo de superación y no perder la ilusión jamás.

Borra el “no puedo” y proyecta con fuerza el “sí quiero”.

Ana María González Herrera, autora de Manual de oposiciones docentes

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