Fotos: Josele Bort

Ni un niño solo en el hospital. Nada más y nada menos. Eso es lo que se propuso Majo Gimeno cuando creó Mamás en Acción. Con un puñado de amigas y una idea arrancó una ONG que hoy une a más de 2.000 personas y consigue que cientos de niños de Valencia, Madrid, Murcia y muy recientemente Barcelona estén acompañados en los hospitales las 24 horas de cada día. La mayoría de menores a los que atienden han sido víctimas de la violencia en sus familias. Pronto habrá mamás (y papás) en acción en Castellón, Zaragoza, Las Palmas… para que no vuelvan a estar solos en una habitación de hospital. Pero este proyecto y los pequeños milagros que consiguen cada día no acaba ahí.

¿Cómo nace la idea de Mamás en Acción?

– Un sacerdote de la parroquia de San Nicolás de Valencia me dijo que en La Fe había un niño solo hospitalizado, que tendría dos años, la edad de mi hija. No fui enseguida, pero no me lo sacaba de la cabeza. Decidí presentarme allí y comprobé que sí estaba solo. Me dijeron que no tenía padres y nadie venía a acompañarlo. Cuando me ofrecí, me preguntaron a qué organización pertenecía y me explicaron quea título personal no podía estar. Me dio rabia porque yo le quería ayudar, pero claro, hoy lo entiendo: tienen que asegurarse de que eres alguien de fiar para dejarte a solas en una habitación con un menor. De ahí arranca todo.

¿No había ninguna organización que atendiera estos casos?

– No, ninguna. Lo pregunté para apuntarme y me dijeron que ojalá hubiera un colectivo que lo hiciera. Era 2012, en ese momento yo trabajaba en la Fundación Bancaja, acababa de ser madre y todo iba bien. Si entonces me lo cuentan no me lo creo, pero cómo son las cosas, no dejaba de pensar en el tema y se lo contaba a todo el mundo. Me decían que estaba muy pesada, pero yo pensaba cuántos niños habría en esa situación, porque una cosa es que te lo cuenten y otra, verlo. Mi marido y mis amigas me animaron a hacer algo y les dije que, si me apoyaban, iba para adelante.

¿Y fue fácil?

– No, para nada. Cuando fui a la Conselleria pensé en registrar una Fundación y me pidieron ¡30.000 euros! Yo no sabía cómo empezar. Y fue Fernando Giner, que en aquella época no estaba en política (hoy es concejal y portavoz de Ciudadanos en el ayuntamiento de Valencia), quien me pasó unos estatutos y me explicó cómo empezar legalmente una asociación con cuarenta euros y cuatro socias que firmasen. Así nació Mamás en Acción en 2013.

¿Cómo fue ese inicio?

– Empezamos en el Hospital La Fe de Valencia acompañando a niños con un perfil muy recurrente: niños maltratados en su casa. Estos niños tienen tíos y abuelos muchas veces, pero el juez impide que nadie se acerque a ellos mientras están hospitalizados para evitar que nadie los manipule. Nosotras somos las que podemos estar con ellos. Puede ser una semana o meses, en función de la agresión que hayan sufrido o las secuelas. Siempre venía la psiquiatra infantil a advertirnos que podía ser normal que el niño se pudiera agresivo en estos casos. Pero eso no pasaba nunca. Cuando llevábamos 10.000 horas de acompañamientos en el hospital vieron que no se cumplía el patrón normal de la persona maltratada gracias al acompañamiento y quisieron investigarlo. Eso lo cambió todo.

 – ¿Por qué?

– El doctor Mínguez, que era el jefe de Pediatría del hospital, buscó la relación entre la evolución clínica de los niños y nuestra acción. Nosotras apuntamos en una libreta cómo va la estancia con el niño, para pasarnos la información a la hora del relevo sin tener que hablarlo delante del menor. Detallamos si come, si habla de su padre o si cuenta algún recuerdo. Esto, sin darnos cuenta se había convertido en un diario emocional. Y sirvió para un póster científico en un congreso de pediatría nacional. Ahí se demostró de manera científica que los niños se recuperaban antes porque si están enfermos y se sienten solos, su sistema inmune baja. Pero si ese niño se siente seguro y arropado su sistema inmune mejora de manera natural, es más receptivo al tratamiento. Y en el caso de los niños maltratados, en ningún caso aparecía el patrón psiquiátrico adherido al maltrato recibido. Acompañar con cariño a los pequeños hace que se rompa ese patrón agresivo y de maltrato y que ellos no lo vayan a repetir de mayores.

– ¿Qué cambió con ese aval científico?

– Desde ese congreso empezaron a llamarnos muchos pediatras de toda España que necesitaban personas que ayudasen a sus pacientes como hacemos nosotras. Ahí nos dimos cuenta, el 9 de noviembre de 2018, de que los hospitales de todo el país estaban en la misma situación y tenían niños solos. Niños tutelados hay más de 50.000 en España. Y también hay un perfil de niño con una enfermedad terminal o crónica, que está solo porque su familia no puede atenderlo, no llegan a fin de mes y si el padre o la madre deja de trabajar pierde los ingresos y puede perder la custodia de sus hijos.

– ¿Cómo fue el salto fuera de Valencia?

– Mamás en acción actúa porque lo piden los hospitales y en colaboración con ellos. No somos un desahogo para padres cansados, sino un recurso que el hospital valida que hace falta para determinados niños. En Valencia somos cerca de 700 personas voluntarias. Pero al pedirnos que actuáramos en otros lugares no sabía cómo hacerlo. El gerente del Hospital Niño Jesús de Madrid, que es solo de niños, nos propuso replicar el modelo de La Fe y en 2019 empezamos allí. Yo quería garantizar el mismo impacto positivo que habíamos logrado en Valencia, haciéndolo de la misma forma: nosotras apoyamos 24h al niño, hacemos turnos de 24 horas 365 días al año para que el niño no se quede solo y eso es lo que hemos hecho. Hemos tenido tanto apoyo que ni en fiestas como Nochebuena se nos ha quedado un turno sin cubrir. Es una maravilla, cubrir incluso esos días es un milagro. Hoy en Madrid tenemos casi tantas personas voluntarias como aquí.

¿Y qué pasó en la pandemia?

– Con la declaración del estado de alarma nos prohíben ir a los hospitales. Pero unas semanas después, en abril de 2020, nos llama el hospital de Madrid pidiéndonos que volvamos. Y unos días después, lo hacen de La Fe. La pandemia había hecho que empeorara mucho la atención a los niños solos, pero en ese momento daba miedo incluso ir al supermercado. Tenía que tomar una decisión y mandé un mail a los casi 2.000 voluntarios para preguntarles si querían ir, que nos garantizaban equipos de protección, pero que entendía a quien tuviera miedo y prefiriera quedarse en casa. Yo fui con un miedo tremendo a La Fe y me pareció un milagro ver la cantidad de voluntarios que se unía, fue realmente emocionante. Nos dieron un permiso especial y éramos la única organización que entraba en los hospitales. Lo hicimos el 20 de abril y ya no hemos parado. Fue la eclosión de Mamás en Acción.

– ¿Cómo ha sido esa expansión?

– Siempre vamos de la mano de los hospitales. Ellos piden nuestra ayuda y así en octubre de 2020 recibimos una llamada del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, que es el hospital con mayor índice de partos de España. Al menos cada semana hay un niño allí que es tutelado al nacer, había mucha necesidad de Mamás en Acción y arrrancamos en verano de 2021. Y hace solo unos días hemos empezado en el Vall d’Hebron de Barcelona.  En Las Palmas, Sevilla y Zaragoza ya hay acuerdos firmados y a falta del presupuesto, esperamos empezar este año. Y la próxima ciudad donde estará Mamás en Acción es Castellón.

¿Cómo logra Majo Gimeno llegar a todo eso?

– Somos un equipo. Pero es cierto que tras la pandemia el proyecto necesitaba más dedicación. Yo tenía barreras internas en cuanto a cobrar de Mamás en Acción, para que nadie pudiera pensar que tengo un interés más allá de ayudar. Pero coincidió que hacía falta alguien que se ocupara de la gerencia a tiempo completo y en pandemia me quedé sin trabajo. En 2021 estábamos creciendo, pero al mismo tiempo las vías de financiación se cerraron porque no podíamos celebrar eventos solidarios, algunas empresas que donaban entraron en crisis y no teníamos ni para pagar el seguro de responsabilidad de los voluntarios. Reuní a un grupo de empresarios valencianos y se lo expliqué: crecía el trabajo, tenía dos empleadas en plantilla, ninguna subvención y una deuda de 9.000 euros… sin su ayuda tenía que cerrar. Conseguí su apoyo para seguir adelante pero me pusieron la condición de que yo entrara a sueldo. Lo hice pero me costó mucho y sabía que alguien me iba a criticar por eso.

Llama la atención el cartel de “no somos croquetas” en la oficina. ¿Qué significa?

– Precisamente se trata de eso: de que también recibimos críticas. Hemos de asumir que no le gusta a todo el mundo lo que hacemos, no somos croquetas. Hay personal de hospital o de otras organizaciones que critican nuestra labor y hemos de tener claro que esto lo hacemos por los niños. No me puedo dejar llevar por las críticas. Para mí es un milagro conseguir siempre llenar los turnos para acompañar a los niños 24 horas. Y sucede, por eso siempre digo que esto no lo llevo yo. Cada año en Nochebuena, por ejemplo, estoy preparada para cubrir cualquier hueco. Pero siempre se llenan con voluntarias.

¿Faltan papás en acción?

– El porcentaje de hombres es muy bajito todavía, por cada cien mujeres tenemos dos o tres hombres, pero, a mí me hace mucha ilusión, porque hacemos visible que para dar cariño no necesitas ser mamá ni mujer. El nombre es Mamás en Acción, pero por supuesto la asociación está abierta a todo el mundo. Uno de nuestros lemas es “abrazamos la diversidad”, aquí caben todas las personas y cualquier fe. Necesitamos a todo voluntario que quiera ayudar, solo le pedimos que se comprometa dos turnos en un año. Pero también necesitamos otras cosas. Hemos recibido ahora las primeras subvenciones públicas y parte de mi trabajo es proyectar lo que hacemos y conseguir apoyos para seguir.

¿Cuál será el siguiente milagro?

– Lo que detectamos es que muchas voluntarias piden ser familias de acogida. Por eso hicimos una encuesta interna y me sorprendió que un porcentaje muy alto está dispuesta a acoger a esos niños cuando salen del hospital. Si lográramos mejorar el sistema de acogida en familias podríamos suprimir el problema de los niños solos. La situación de los menores tutelados es muy dura: cuando salen de los hogares infantiles, lo que antes llamábamos orfanatos, salen a la calle sin un medio para vivir, tienen que recurrir a la caridad en el mejor de los casos. Nuestro próximo proyecto es volcarnos también en la acogida familiar y conseguir que la administración lo apoye y facilite.

– ¿Cuál es el éxito de este voluntariado?

– A mí me ha cambiado la vida Mamás en Acción. Yo he renunciado a comodidades como tener un horario de 8 a 3 y un buen sueldo, pero siento que, cada niño que yo consigo que acabe en una familia o que no haya estado solo cuando ha estado sufriendo, esto vale mucho más. A cada persona que me pregunta qué necesidad tengo de esto, de sufrir con los dramas de estos niños, siempre respondo lo mismo: tú no lo has probado. Por supuesto que hay casos duros y niños que se mueren con nosotras y es muy triste, pero cada vez que voy al hospital y hago mi turno de noche, cuando vuelvo a casa con mis hijos me siento feliz y pienso que eso es lo más importante.

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