Fotos: Josele Bort

La abogada alicantina Ana Vega es portavoz de Vox en las Cortes Valencianas y presidenta provincial del partido en Alicante. De un partido que no cree en el sistema autonómico pero que va aumentando su presencia en los parlamentos regionales. Los resultados en Castilla y León, sumados a la crisis del PP, vuelven a darle protagonismo a Vox y ella destaca una nueva etapa de entrada en los gobiernos. Ana Vega vive en Alicante y se queja de la conexión ferroviaria con Valencia que usa para ir a las Cortes. Su matrimonio con la política es doble: está casada con Mario Ortolá, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Alicante.

– ¿Consigue en casa no hablar de política?

– No, desgraciadamente la política llega hasta mi casa. Intentamos dejarla un poco al margen para centrarnos en la vida familiar y disfrutar de nuestra pequeñaja, que tiene ahora 16 meses. Muchas veces es inevitable tener que hablar de política en casa.

– La crisis del PP ha hecho que muchos ojos vuelvan a ponerse en Vox. ¿Lo que pierda el PP se lo lleva su partido?

– No hemos entrado en la crisis del PP ni hacemos valoraciones. No me corresponde a mí. El trabajo de Vox es el que hacemos desde que entramos en las instituciones y antes de estar en ellas. Nuestro crecimiento es exponencial y continuo.

– ¿Pero Vox no es la casa natural de los enfadados con el PP?

– Aunque la palabra me gusta poco, Vox es un partido transversal, que no solo recoge votos del Partido Popular. También del Partido Socialista, de gente que se ha sentido engañada y estafada. Incluso de Podemos. Recuerdo que en una mesa informativa se nos acercó un joven contándonos que quería afiliarse porque estuvo en Podemos y se sentía engañado. Pues por supuesto. Vox plantea ideas de sentido común y no ha engañado a nadie porque desde el primer día decimos lo mismo.

– ¿Qué supone para usted estar en las Cortes Valencianas?

– Mucha responsabilidad. El primer día entré muy nerviosa. Siempre he tenido vocación de servicio público, soy abogada y he defendido intereses de terceros. Pero es mucha responsabilidad defender aquí a los que nos han votado y a toda la gente.

– Pero son anti autonomistas. ¿Cómo se conjuga esto?

– Nos dicen muchas veces que es incompatible, pero es que en los parlamentos autonómicos se legisla muchísimo, de aquí salen la mayoría de las normas que se aplican en una comunidad. Nosotros venimos para desmontar el sistema autonómico desde dentro, derogando leyes y devolviendo competencias a nivel nacional, que es lo que plantea nuestro programa. Es un programa de máximos: para eliminar las autonomías hay que reformar la constitución, pero el planteamiento es entrar en los parlamentos autonómicos para derogar todas las leyes que no benefician en nada al ciudadano, básicamente porque son ideológicas.

– ¿Cuál es el secreto del crecimiento sostenido de la marca Vox?

– Que no mentimos. No engañamos y nuestro mensaje ya se escucha nítido, sin distorsiones de los medios de comunicación y de otras formaciones políticas. La gente confía en nosotros porque decimos la verdad y lo sostenemos en el tiempo. Es a lo que hemos venido. Nuestras políticas pueden gustar más o menos, pero son las mismas que anunciamos desde la fundación de Vox en 2014.

– Pero a la vez se han querido quedar al margen de los gobiernos, apoyando pero sin entrar a la gestión.

– Ahora empieza una etapa distinta. Cuando llegamos a las instituciones no teníamos una mayoría para entrar en los gobiernos y decidimos, por ejemplo en Andalucía, Madrid o Murcia, mantenernos en la oposición pero apoyando los presupuestos, con nuestras enmiendas y nuestras propuestas. Ahora estamos en una etapa distinta, somos un partido lo suficientemente maduro como para entrar en gobiernos y a los hechos me remito. Nuestro candidato en Castilla y León está negociando entrar en el Gobierno y ya lo dijo Santiago Abascal: exigiremos proporcionalmente al número de diputados que tengamos para que se cumpla nuestro programa.

– ¿Así será en la Comunidad Valenciana?

– Yo entiendo que en la Comunidad Valenciana también va a suceder ese cambio. Y evidentemente la exigencia es entrar en el gobierno para poder cambiar todas esas leyes sectarias e ideológicas y promover leyes que sí beneficien a la sociedad.

– ¿Cómo lo harían, si llegan al gobierno valenciano?

– Habrá que ver el número de diputados que obtenemos y en función de eso pediremos estar en el gobierno. Pero empezaremos por derogar leyes, hay un exceso de legislación por parte de las comunidades autónomas que no hace falta.

– ¿Se va a cuidar más ahora la elección de candidatos?

– El programa y las siglas están por encima de los candidatos. Nosotros trabajamos con el programa de Vox, da igual quien sea el candidato. Esa elección de candidatos le compete a Santiago Abascal con el Comité Ejecutivo Nacional y nosotros estamos a otra cosa, que es trabajar dentro de los parlamentos. No estamos pensando en candidaturas.

– ¿Lo suyo no es populismo?

– No, no es populismo. Son medidas de sentido común y necesarias. Pongo de ejemplo una de nuestras propuestas que más ha trascendido: la derogación de la ley integral contra la violencia de género. Es una necesidad porque esa ley no está funcionando y no está protegiendo a las mujeres que de verdad sufren agresiones de sus parejas. Pero es que no protege a las mujeres que tienen una pareja mujer, a los hombres cuya pareja es un hombre, ni a niños ni a ancianos ni a hombres. Es necesario proteger a la sociedad en su conjunto y no solamente a una parte que la izquierda está instrumentalizando. Realmente no están protegiendo a las mujeres, las están instrumentalizando.

– ¿Por qué este empeño en las políticas de género?

– Porque el principio de igualdad, recogido en la Constitución Española, no se está cumpliendo precisamente porque la izquierda crea leyes para que seamos desiguales hombres y mujeres. Lo que hacen es criminalizar al cincuenta por ciento de la población. Yo me acuerdo de Manuela Carmena diciendo que los hombres tienen el gen de la maldad. Pues ni mi padre ni mi marido ni mis amigos son malos por naturaleza. Hay gente mala, por supuesto, pero eso no tiene nada que ver con el sexo. Queremos acabar con esa desigualdad.

– Feminismo, LGTBI… estas son cuestiones ideológicas en las que Vox tiene una postura beligerante.

– Es importante porque las comunidades, el Gobierno central y los ayuntamientos riegan con subvenciones a todas estas asociaciones pro LGTBI y que se hacen llamar feministas cuando no lo son. Y todo ese dinero se queda por el camino. En la Junta de Andalucía Vox denunció que, de 52 ó 54 millones de euros destinados a la violencia de género, solo dos millones llegaban realmente a las mujeres maltratadas. Nosotros queremos acabar con eso. ¿Hay mujeres maltratadas? Sí. También hombres, niños que sufren el maltrato y ancianos. Las ayudas tienen que llegar por igual. Por eso queremos desmontar ese entramado que han tejido el Partido Socialista y también el PP durante muchos años y cerrar esos chiringuitos, para que el dinero público que tanto les cuesta ganar a los ciudadanos vaya a necesidades reales y no se quede en asociaciones de amigotes.

– ¿Y ser beligerantes con la identidad de género?

– No, para nada. Con quien se acuesta cada uno y lo que sea su vida íntima, a Vox no le importa. Eso pertenece a la esfera privada de las personas. Lo que queremos es un buen uso del dinero público. A mí personalmente no me tienen que dar lecciones de feminismo. Soy abogada, madre, esposa, hija, hermana… nadie me va enseñar a mí cómo tengo que ser mujer ni en este parlamento ni en ningún sitio.

– No les gusta la definición de extrema derecha. ¿Cómo se define Vox?

– Los que hablan de extrema derecha no hablan de extrema izquierda. Somos un partido patriota que cree que la familia es un pilar fundamental de la sociedad, que cree en la igualdad y en que debe desaparecer el sistema de las autonomías porque derrocha muchísimo dinero. Abogamos por mejorar los servicios públicos y porque se cumpla ese derecho de los padres de educar a sus hijos en libertad. Si eso es extrema derecha…

– ¿Hay otra vara de medir para la izquierda?

– Por supuesto, por esa superioridad moral que tiene la izquierda respecto a los demás. Y de esto participan los medios de comunicación, que nos tildan de violentos, cuando nosotros, cuando convocamos una manifestación, salimos pacíficamente y ni quemamos contenedores, ni levantamos los adoquines ni ensuciamos las calles.

– ¿Tan mal los tratan los medios?

– El maltrato de los medios de comunicación es evidente: muy pocos se hacen eco de nuestras intervenciones. Pero no nos importa, hemos venido llorados de casa. Nosotros llegamos a través de las redes sociales a mucha gente, es nuestra principal vía de comunicación.

– ¿Y no hay candidatos o equipos incapaces de lograr repercusión? ¿Se hacen esa autocrítica?

– A mí no me compete valorar a las personas que están en las instituciones. Lo que a mí me corresponde es el trabajo de mi grupo en las Cortes Valencianas, que considero es muy bueno. Y en cuanto a la organización en la provincia de Alicante, en los ayuntamientos se está haciendo muy buena labor y la implantación tiene un crecimiento exponencial. Nuestro trabajo y nuestro mensaje calan, cada vez hay más gente que quiere sumarse a este proyecto.

– ¿No es importante quien ha de encabezar las listas a las próximas elecciones autonómicas? ¿Dónde se ve Ana Vega?

– No es importante. Es el proyecto de Vox, nuestro programa, lo que pondremos encima de la mesa. Las personas no son importantes, hoy estamos aquí pero siempre digo la misma frase: que estoy a disposición de mi partido y al servicio de España. Lo que importa es el programa y el proyecto. Estaré donde me pidan.

– ¿Es difícil ser portavoz de Vox?

– Es complicado porque al llegar al parlamento ya hicieron ese cordón sanitario, al que incomprensiblemente se sumaron Ciudadanos y el Partido Popular. Al principio me costó un poco adaptarme. Yo venía de trabajar en los juzgados y los juicios, donde está todo muy reglado. Este parlamento se había convertido en un verdadero gallinero y sorprendió cuando dije que se había acabado la paz en el gallinero porque llegaba Vox.

– Si Vox entrara en el gobierno de la Generalitat y pudiera elegir, ¿qué Conselleria querría?

– Es vital cambiar el gobierno de la Generalitat porque cuatro años más de Partido Socialista, Compromís y Podemos destrozaría la economía de nuestra comunidad y, desde luego, la educación de nuestros hijos. Eso es lo que está en juego. Yo estaré donde me pidan, no tengo una preferencia.

– ¿Es fácil entenderse con Carlos Mazón? ¿Más que con otros del PP?

– Yo tengo una buena relación en lo personal con él, pero no ha llegado el momento de sentarnos a hablar de ningún tema político. También tuve buena relación con Isabel Bonig, eso va con las personas.

– ¿Y con Ximo Puig?

– No lo conozco en el plano personal, ni a él ni a Mónica Oltra ni a Héctor Illueca. Ellos se entienden mejor entre ellos de lo que podrían hacerlo con nosotros.

– ¿Qué le gustaría conseguir en las Cortes Valencianas?

– Sé que con las mayorías actuales es imposible, pero me encantaría poder derogar en esta legislatura la ley del plurilingüismo. Y que sacara la izquierda sus manos de las mentes y de nuestros hijos. Es un tema ideológico para ellos. No les importa la lengua ni les importan nuestros hijos. Les importa traer esa imposición que lleva en Cataluña cuarenta años. Aquí en la Comunidad Valenciana llevamos siete años y ya prácticamente lo han conseguido. Como madre me duele muchísimo.

Pin It on Pinterest