Pocas veces obra e inspiración se encuentran cara a cara. El Gigante de Sal se despide de La Marina de València, tras un año en esta localización, recibiendo al bailarín que inspiró la pieza, Fred Herrera. Los escultores Coderch y Malavia y el artista costarricense comparten para Interfaz el futuro de este Gigante de Sal que ya ha visitado las calles de ciudades como Munich, Toulouse o Capri, y espera impaciente su siguiente destino dentro de la Comunidad Valenciana.

– En seis años han conseguido una proyección internacional con creces, ¿cuáles son las claves del éxito Coderch y Malavia?

Es un conjunto de elementos. Es evidente que lo más importante es el resultado final de lo que llega al público, pero detrás de todo eso, además de la parte artística, hay un trabajo en equipo exhaustivo donde se busca continuamente la excelencia, los detalles, la perfección y la originalidad. El mensaje de nuestras obras hace que el espectador y el cliente no solo vean la escultura como una pieza decorativa, sino como mucho más, porque hay algo detrás. Cada uno interpreta la obra de forma distinta pero siempre te dice algo, nunca te deja indiferente.

– El Gigante de Sal se despide de La Marina de València tras un año allí, ¿Cómo valoran la experiencia de tener una de vuestras piezas más aclamadas a pie de calle en contacto con la sociedad valenciana?

Era una de las ilusiones que teníamos desde hace mucho tiempo. Llegar a poder poner una pieza emblemática como esta en la que es nuestra ciudad ha sido todo un orgullo. El pueblo valenciano lo ha asumido y lo ha hecho muy suyo, han interactuando muchísimo, y era uno de nuestros objetivos cuando pusimos la pieza a ras de suelo, sin peana. Queríamos que la gente pasase, la tocase, se hiciese fotos con ella… Es una lástima que tenga que irse porque nos hubiese gustado dejarla en La Marina.

Joan Coderch y Fred Herrera junto al Gigante de Sal en La Marina de València.

– Esta escultura ya ha estado en diferentes capitales europeas, ¿qué valor del Gigante une a todas estas ciudades?

Creemos que lo que une a todas estas ciudades es la ilusión de las personas por acercar el arte al público. El Gigante ha pasado por muchos sitios diferentes como el festival ‘Skulptur i Pilane’, pero todos estos destinos están sin duda unidos por esta sensación.

¿Está abriendo vuestra propuesta del arte en la calle el mundo de la escultura a la gente?

Creemos que sí, hay que ayudar a que la gente vea arte en la calle, no solo en los museos o en las galerías. Esto hace cultura y hace que la gente construya su concepto del arte, debemos darles material para crear un criterio y discernir qué les gusta y qué no. Eso es una de las cosas que una pieza en la calle consigue.

¿Qué significa para usted Fred que Coderch y Malavia le hayan dedicado una de sus obras más conocidas?

Para mí esto es un regalo de la vida y del destino, no puedo decirlo de otra forma. No me lo esperaba y surgió de un modo muy especial, como una resonancia en la distancia. Después de pasar esa fase de asombro, sentí mucho orgullo y agradecimiento, además de admiración por lo tenaces que son en su trabajo tanto como artistas, como empresa. Lograr esto atravesando tiempos tan duros en los que el sector artístico ha sido golpeado de un modo increíble merece muchísimo reconocimiento. Para mí poder venir a Valencia justo cuando está a punto de cerrarse esta primera fase del Gigante es increíble y celebro que pronto habrá una segunda fase en otro municipio de la Comunitat Valenciana donde esta aventura pueda continuar.

– ¿Coincide con ese mensaje de resiliencia del que habla la pieza Fred?

Totalmente, la danza Butoh es un arte hecho para sobrepasar dolor, sentimiento y esfuerzo. Es un símbolo de sacrificio y esperanza, pienso que la época que nació el Gigante no pudo ser más acertada por su conexión con la resiliencia humana y la dura pandemia. Ojalá tenga una larga vida.

– ¿Cuáles son los próximos retos de Coderch y Malavia?

Nuestro reto es el día a día, intentar mejorar constantemente. Desde el principio nunca nos hemos conformado con lo que hacemos, nos parece que siempre podemos mejorarlo y lo intentamos, a veces lo conseguimos y a veces no. Esta experiencia de una pieza emblemática a nivel monumental nos hacía mucha ilusión y creo que nos ha confirmado que es una de las cosas que queremos continuar trabajando. Estamos trabajando ahora mismo en un proyecto de otra obra monumental para poder continuar esta línea sin dejar de trabajar las piezas más intimistas que la gente puede disfrutar en casa,

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